
En 1915 un incendio hizo posible un «milagro» en EEUU: el único pueblo fundado y construido por chinos y para chinos
En el mes de marzo contamos un curioso e inesperado movimiento, uno que, además, ya había ocurrido en Nueva York y que ahora se estaba extendiendo por todo Japón: barrios con más chinos que japoneses. Lo cierto es que si tenemos que hablar de movimientos migratorios sorprendentes con Pekín como protagonista, ninguno como el ocurrido hace un siglo en un enclave de Estados Unidos.
Orígenes y contexto. La historia la recordaba esta semana la BBC. A orillas del río Sacramento, en el corazón del fértil pero antaño inhóspito delta californiano, Locke nació en 1915 como el único pueblo de Estados Unidos fundado por chinos para chinos. Su historia se remonta a mediados del siglo XIX, cuando la fiebre del oro atrajo a miles de buscadores desde la provincia de Guangdong, en China, con la promesa de un “Gam Saan” o “Montaña de Oro”.
Pronto, la hostilidad, los impuestos discriminatorios como el Foreign Miner’s Tax de 1850 y la violencia los empujaron hacia otros oficios: el tendido del ferrocarril transcontinental y, sobre todo, la transformación agrícola del delta gracias a su experiencia en drenar marismas y construir diques. Entre 1860 y 1880, recuperaron más de 35.000 hectáreas, sentando las bases de un emporio agrícola, aunque sin derechos de propiedad por leyes como el Alien Land Law de 1913 y la Chinese Exclusion Act de 1882.
Fundación de Lockle. En octubre de 1915, un incendio arrasó el Chinatown de Walnut Grove, desplazando a cientos de familias. Entre los damnificados estaba Lee Bing, próspero comerciante de origen Zhongshan, que lideró junto a otros un acuerdo con el terrateniente George Locke Jr. para arrendar nueve acres y levantar un nuevo asentamiento.
Así surgió Locke, inicialmente conocido como Lockeport, bajo un sistema de “ground rent” que cobraba 5 dólares mensuales por lotes residenciales y 10 por comerciales. Entre 1915 y 1917 se construyeron 45 edificios de madera, en su mayoría sin pintar y con techos de chapa, que aún hoy conservan el aspecto rústico del viejo Oeste. La comunidad creció rápidamente con trabajadores empleados en granjas y conserveras, y se dotó de escuela china, comercios, hoteles, restaurantes y salas de juego que operarían durante décadas.
Esplendor cultural y económico. Durante su apogeo, entre los años 20 y 40, el enclave albergó a unos 600 habitantes, casi todos chinos, y era descrito como el “Monte Carlo de California” por su intensa actividad en los casinos clandestinos. Contaba con nueve tiendas de comestibles, seis restaurantes, un cine, un hotel, molinos y casas de huéspedes, además de asociaciones masculinas como la Jan Ying Association.
La escuela china no solo impartía caligrafía y lengua, sino que preservaba la identidad cultural en un entorno marcado por la discriminación. Ese tejido comunitario permitió a los habitantes de Locke prosperar a pesar de no poder poseer la tierra que ocupaban.
Declive demográfico. La derogación de la Chinese Exclusion Act en 1943 abrió oportunidades fuera del delta, y las nuevas generaciones emigraron a ciudades cercanas. En los años 60 la población disminuyó drásticamente, pero la cohesión social mantuvo vivo el pueblo. En 1990, Locke fue declarado Monumento Histórico Nacional por ser el ejemplo más completo de comunidad agrícola rural chino-estadounidense.
A comienzos del siglo XXI, problemas como el colapso del sistema séptico y la falta de titularidad de los terrenos amenazaban su futuro, hasta que en 2004 la Sacramento Housing and Revitalization Authority compró, reparó y revendió las parcelas a residentes y descendientes, asegurando su permanencia.
Preservación, turismo y nueva vida. Hoy, Locke mantiene en pie gran parte de sus edificios originales, reconvertidos en museos como el Dai Loy (antiguo salón de juego), el Joe Shoong School House o la Jan Ying Associate Building. El restaurante Al the Wops, inaugurado en 1934 como el primer negocio no chino, sigue siendo un punto de encuentro. Artistas y nuevos pobladores conviven con los descendientes de los fundadores en un ambiente bohemio y tranquilo, visitado los fines de semana por turistas que llegan por la panorámica River Road.
Así, más que un vestigio arquitectónico, Locke es un símbolo de resistencia y adaptación, testimonio de cómo una comunidad discriminada logró construir un refugio propio, preservar su cultura y dejar una huella imborrable en la historia del delta de California.
Imagen | Wayne Hsieh
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En 1915 un incendio hizo posible un «milagro» en EEUU: el único pueblo fundado y construido por chinos y para chinos
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Xataka
por
Miguel Jorge
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